sangro hace 20 días.
me gustaba cuando podía escribir acá. lo perdí. perdí el tono. ahora escribo con el tono canchero de las revistas cancheras para las que escribo.
o escribo caminando. y después me olvido de bajarlo. o tengo un pendiente, un deadline, una entrega urgente.
hoy pensaba en ese momento en que las cosas nuevas dejan de ser tan nuevas y las dejás de cuidar tanto como al principio. me pone triste. porque me gustaría cuidar las cosas más, siempre, aunque no sean tan nuevas. pero no puedo. siempre me termino relajando y pongo esa camisa verde que tanto me gustaba cuando la compré -y que me prometí lavar a mano y con woolite ropa delicada- en el lavarropas. o tiro una taza de té sobre mi computadora, por segunda vez. nunca puedo cuidar hasta el final. solo cuido lo nuevo.
también pensé que quiero a mi marido, después de 20 años, entre otras cosas porque él sí sabe cuidar. sabe cuidarme, cuando sangro. y me enseña a cuidar, y no se cansa de enseñarme a cuidar, a las cosas y a las personas. aunque yo sea la peor alumna del mundo.