viernes, 29 de febrero de 2008

Mejorando

hay una sensación.
me pasó dos veces.
La primera.
Vivía en Celina y la vecina del 1 "B" se llamaba Lorena, pero le decían La Lore. estábamos siempre juntas, nos colgabamos del alero, jugabamos en la parecita. un día, los padres de La Lore me invitan a un lugar, a la casa de unos familiares, no sé bien dónde, puede ser Laferrere. mi mamá duda, yo insisto, me pongo caprichosa, quiero ir, quiero estar con La Lore.
me llevan a este lugar, hay mucha gente que no conozco, no entiendo los vínculos entre ellos. son extraños, escuchan a valeria lynch -esto me queda grabado- largan risotadas, le dicen a La Lore "qué linda es tu amiguita". yo trato de sonreir, pero no tengo hambre.
conocer a La lore y a sus padres no me da ninguna seguridad. yo solo quiero volver a mi casa, al calor de lo conocido. podría llorar y pedir por mi mamá. pero no. no lo hago. la tarde se me hace eterna, nunca tan larga. la panza se me convierte en piedra, siento la posibilidad real de no volver a ver a mi familia y eso me aterra.

la segunda vez.
estoy en hurlingham, en la casa de unos primos, me estoy divirtiendo mucho, hay un parque enorme y tienen una computadora con juegos en cassete, la primera que vi en mi vida, con el juego de la ranita y otros. es un domingo, vacaciones. tipo 8 mis papás dicen que se van. yo la estoy pasando bien y me quiero quedar, quiero seguir la joda. mis hermanos, en cambio, se van con mis papás. nos sentamos a cenar y ya no es tan divertido.
me arrepiento de no haberme ido con mi familia, y ahora estoy en hurlingham y no les puedo decir que me vengan a buscar. es una pendejada, pero de verdad eso es lo que quiero. en la casa de mis primos tiene otras reglas: hay que acostarse temprano,
HAY QUE APAGAR LA LUZ. en casa mamá me deja dormir con el velador prendido. trató de convencer a mi primo de que nos pongamos a jugar a la compu, que juntemos las camas y juguemos a algo, cualquier cosa, todavía es temprano, son las 11 de la noche, mañana no hay clases. pero no: él ya está acostumbrado a otras reglas, que no son las mías. mi tía apaga la luz y él se duerme al toque. yo me quedo despierta. un rato. quiero volver a mi casa, a mis reglas, al calor de lo conocido, quiero a mi mamá.

jueves, 28 de febrero de 2008

martes, 26 de febrero de 2008

Mi primo P

Creo que es la persona más loca que conozco. Cuando era bebé lloró tres días seguidos. No había forma de calmarlo, creían que eran cólicos terribles, hasta que descubrieron que había solo una razón por la que lloraba así: tenía hambre. Desde chico, lo comenzaron a medicar con luminaletas, un sedante no natural, y después le costaba dormir y se hacía pis en la cama.
Me lleva 9 años, así que mis primeros recuerdos de él son de cuando era adolescente. Años 80, él vivía en Viedma, pero nos sacaba años luz en muchísimas cosas. Nos hizo ver The Wall, nos hizo escuchar The Clash, The Cure, Sumo.
A P le quedaba chico Viedma y se vino a Buenos Aires. Paró en casa, dijo que venía a terminar el secundario, pero enseguida descubrimos que al cuaderno -siempre el mismo-solo lo sacaba de paseo. Mi papá se puso loco. Le consiguieron entonces un trabajo, pero lo abandonó apenas llegó Semana Santa y quiso irse para Las Grutas con amigos. No necesitaba trabajar igual, era muy lindo, y siempre había una chica dispuesta a pagarle los gustos. Casi todas mis amigas estaban enamoradas de él, y cuando se bañaba lo espiábamos por el cerrojo de la puerta.
Por las tardes, se subía a nuestro techo, el que está pintado con brea, para fumar y meditar. Un día, cuando yo tenía 12 o 13 años y estaba fascinada con Pergolini, nos tomamos un taxi en la puerta y nos fuimos a ver La TV Ataca en vivo en el viejo canal 9.
Finalmente mi papá se hartó de él, y lo mandó a volar. Se instaló en un departamento de la familia en Villa Celina. Al poco tiempo lo fuimos a visitar, las paredes estaban escritas con aerosol a lo Charly García, tenía pintada una gran hoja de marihuana en una de las puertas y las luces tapadas con pañuelos o remeras rojas.
P boyó de acá para allá, sin profesión ni trabajo fijo, tocando la guitarra y siempre escuchando música nueva. Nos traía discos que "sí o sí" teníamos que escuchar. Nos hizo conocer Nirvana, nos hizo escuchar a David Bowie.
Él no creía en la propiedad privada, era capaz de quedarse en cuero y prestarte la remera que estaba usando si se la pedías, pero de la misma forma abría tu placard y te agarraba lo que fuese, incluso te podía estrenar algo que recién te habías comprado.
Me acuerdo de una vez que nos llevó a conocer un departamento que iba a alquilar con unos amigos: era una pajarera que se caía a pedazos, nunca en mi vida vi alto tan inhabitable. Quedaba como en el último piso de esos edificios con cúpula de avenida de Mayo. El ascensor por supuesto no llegaba. Tenías que subir por una escalerita de madera, abrir una puerta en el piso y entrar. El parquet estaba todo levantado, el baño y la cocina derruidos, había que gastar como quince mil dólares para poner la pajarera en condiciones. Eso sí, tenía una vista increíble. Y ése era el único detalle que a P parecía importarle.
Un día, Buenos Aires le quedó chico, dijo que se iba a Europa con un amigo, nadie creyó que duraría mucho. Efectivamente, no duró mucho. Volvió a los meses luego de pasar una temporada en Ibiza descontrolando. Pero tampoco duró mucho acá y se volvió a ir. Trabajó en los viñedos de Suiza y como croupier en un casino de las afueras de Barcelona. Conoció a una chica, una catalana, y tuvo un hijo. Hace poco, vino de visita, después de varios años de no pisar la Argentina. Lo vimos como siempre, nervioso, irritable, generoso, histérico, divertido. Una noche salimos Rodrigo, yo, él y su mujer a tomar algo por San Telmo. Bajamos del taxi y en cinco minutos consiguió cocaína. Igual lo que de verdad quería, lo que de verdad necesitaba no lo podía conseguir acá. Entonces se lo hizo traer de España. Un amigo le mandó por correo algo de metadona. Entonces si pudo estar un poco más tranquilo, aunque sea por unos días.
ayer caí en la cuenta de que faltan exactamente seis meses para que cumpla 30 años. podría poner un cartelito con la cuenta regresiva (con horas, minutos y segundos) como en esos blogs tan de moda actualmente.
La otra vez, mientras merendaba en Malevo un café con medialunas y leía Sputnik, mi amor, un hombre, sin dudas un optimista, o porque no también un iluso, me dijo: ojalá dios te tenga siempre así tan linda.

Y la otra vez, antes del optimista, un portero me dijo el primer anti-piropo de mi vida. Mientras yo pasaba, le comentó a otro portero: no, no, a mi las de más de 30 ya no me gustan.

hijoputa.

martes, 19 de febrero de 2008

El gran Anses

Completé un trámite en el Anses!! Todo enterito. Por primera vez pude superar todos los obstáculos y llegar a la final.
Tenía todos los documentos, con 800 fotocopias de todo, por las dudas. Y aunque las señoras del Estado, entrenadas para eso, quisieron desanimarme preguntándome cosas como ¿trajiste el documento de tu tía abuela? o ¿tenés el triplicado de fotocopia autenticado por organismo público entre las 10 y 12 del mediodía en Suipacha 280?, no lo lograron. Estoy feliz.

Hoy, en el banco

asesor de clientes: ¿señora o señorita?
yo: señora. Es horrible, pero señora.

viernes, 15 de febrero de 2008

Return to sender

Soy mi principal remitente y destinatario. Vivo auto-enviándome mails de una casilla a otra.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Todos los excesos juntos

McNifica+papas fritas de paquete+chocolinas+ravioles con crema+mousse de chocolate. todo, en un mismo miércoles.

Bonus track

Krishna
Todavia me duele la espalda por esas mesitas y sillitas de jardin de infantes que este restaurante palermitano tiene de mobiliario. La limonada con jengibre estaba bien. Y eso es todo lo que puedo decir.

martes, 12 de febrero de 2008

Mini-excursión

Cosechero
Este lugar me pareció especial. Está en un barrio raro, de casas bajas y poco iluminado. Queda en una esquina y el lugar es muy bonito, con velitas, mesas de madera, bastante rústico. Llegamos tipo 10 de la noche y nos atendió el dueño, que nos preguntó de dónde conocíamos el lugar. Le dije que mi papá había venido y le había gustado y le mencioné también la guía óleo.
La comida: correcta. Pedimos de entrada unas empanadas que estaban bien y después una tabla de achuras que era rica y abundante (los chinchulines muy buenos). Para acompañar, una ensalada de papás rústicas.
La atención: cálida, aunque algo dispersa por momentos. Se olvidaron de nuestro postre, aunque luego repararon el error no cobrándolo.
Lo mejor: el show de música. El dueño toca la guitarra y canta y hace un show de hora y media, dos. Algo de folclore, algo de candombe, algo de Silvio Rodríguez, algo de Fito Paez y también algunos Baglietazzos insufribles.
De a ratos te sentís como si estuvieras en la casa de los dueños, hay un clima muy íntimo, el mozo toca los tambores, la dueña (y esposa del cantante) hace los coros en algún que otro tema y se nota que la mayoría de la gente es habitué, todos se saludan entre sí
Recomendable: si no te gusta comer con música, ir más temprano. No es un lugar para ir con chicos, o al menos no chicos muy chicos.
Relación precio/calidad: Muy buena.

Bi-Won
Es un restaurante coreano que queda en Once. Fui, de nuevo, por los comentarios de la Guía Oleo. Me compró el hecho de que te cocinaran el cerdo en tu propia mesa con unos hornitos especiales. El problema es que llegamos tarde (bah, tarde, diez y media de la noche) y ya se les habían acabado los hornitos o no tenían ganas de cocinarnos así que en este sentido Bi Won fue un fiasco.
El ambiente: para atrás. La entrada parece la de una casa velatoria, con paredes de empapelados oscuros. El lugar está muy (mal) iluminado y, para rematarla, hay un televisor con pantalla XXL en el medio del salón.
La atención: muy buena. El mozo buena onda. Aunque trabaja ahí hace más de 15 años, no perdió el entusiasmo de explicar qué tiene cada plato.
La comida: siete puntos. Pedimos un arroz que viene con decenas de platitos con diferentes verduras (algunos sabores no los habíamos experimentado en nuestra vida) y también el cerdo agridulce, que era escaso, pero que estaba riquísimo.
Lo malo: te cobran un adicional si pedís menos platos que la cantidad de personas que hay en la mesa.
Lo imperdonable: nos trajeron la cuenta sin pedirla (en un papelito de almacenero) y empezaron a apagar las luces del lugar con nosotros todavía adentro. Y solo eran las 23.30.
Relación precio/calidad: maso, medio carito.

Brasserie Berry
Fui por recomendación de Lou para festejar nuestro aniversario. Era un viernes y no había mucha gente en el lugar (la mayoría eran franceses). Nos sentamos en una de las mesas que mira a la calle.
La atención: muy buena. Primero nos recibió el dueño/chef (Gregor) y luego nos atendió una chica muy simpática que despejó todas nuestras dudas acerca de la comida y del francés, en general. Como, por ejemplo, si se dice Peré Lashé (Rodrigo) o Per Laké (yo) y otras tantas. Los platos los trae una señora mayor (la “patronne”) que explica qué tiene cada plato.
La comida: hay pocas opciones en la carta, pero todo lo que probamos era bueno, con productos e ingredientes frescos. Mi boeuf bourguignon estaba delicioso y lo mismo los postres (creme brulée y mousse de chocolate). Para terminar, te convidan con un licor casero.
Relación precio/calidad: muy buena.
+ info en la Guía Oleo.

Mi ego va a estallar

RODRIGO dice:
acabo de ver a araceli gonzalez..
RODRIGO dice:
aca en la aduan
RODRIGO dice:
a
RODRIGO dice:
NO EXISTE.
RODRIGO dice:
vos tenes mejor cuerpo
RODRIGO dice:
y con este comentario date x hecho el regalo de san valentin ...jajajaj
RODRIGO dice:
en serio ...eh
RODRIGO dice:
flaca mal.....CERO culo.......tetas globos......no acorde con su flacura
RODRIGO dice:
un desastre, un mito, puro photoshop
Ceci dice:
jeje
Ceci dice:
me muero de amor