viernes, 23 de noviembre de 2012

En terapia

La conclusión de mi primera sesión: en mi vida reina el caos, siempre lo hizo. No hay una sola decisión que haya pensado, madurado, no hay un plan.

Hace 10 años una compañera de TEA ya me había sacado la ficha sin que le tuviera que pagar 250 pesos. Tenía que escribir un perfil sobre mí y en una parte me describió con palabras de Cerati -"te comportas de acuerdo con lo que te dicta cada momento"- aunque tuvo la delicadeza de obviar la segunda parte, no menos cierta -"y eso no es algo heroico, es más bien algo enfermo".

miércoles, 10 de octubre de 2012

Retórica

Estos últimos días, unos días muy charlados.

El sábado, después de tenis, un programa que se nos está haciendo rutina, N y A vinieron a comer algo a casa. Pasamos por Carrefour, compramos queso, salame y papas fritas, unas cervezas, unos vinos y después pedimos una napolitana en Kentucky. Nos pasamos las cinco horas siguientes hablando sin parar, pero sin ansiedad, sin taparnos, sin gritar (algo bastante común en reuniones con otros amigos), cada uno  a su turno: una charla que solo se me ocurre calificar como adulta (no encuentro un adjetivo mejor). Íbamos como agotando tópicos: religión (“la necesidad de abrigarse en un Dios”), Lamborghini, las lecturas y escritores paralizantes, lo difícil de elegir colegios, lo difícil de renunciar a un trabajo, nuestros ataques de pánico, los consumos excesivos, etc, etc. En algún momento pensé que si alguien grababa la conversación textual salía una obra de teatro –adulto-, de mediano éxito, con Morán y Garzón como protagonistas. A las 2 y media de la mañana ya estábamos durmiendo.

Domingo y lunes los pasamos en el country, haciendo vida familiar intensa, por cumpleaños de mi hermana. Hay familias felices que se parecen, hay familias infelices, hay familias que expulsan a sus miembros y otras, como la mía, que los atraen: de fuerza centrípeta. El centro es mi madre, la Reina Madre.

En los días de familia, las sobremesas son de horas, al mediodía se está pensando qué se come a la tarde y a la tarde qué a la noche (y que hay que ir hasta Tristán Suarez a comprar más vinos y cervezas). En el living hay una nena de 7 años cargando a upa a un bebé,  otro bebé gateando con los pantalones mugrientos, un tío treinteañero  y su sobrina pre-adolescente –los dos con ponys- jugando a la play sobre una mesa de café, más niñas actualizando sus estados en sus teléfonos. Mucha gente junta.

El tópico de este mediodía de feriado fue, de nuevo, la escritura. Mi padre me apuró: vos escribís cuentos? (o también: vos escribís en serio?) Y me reprochó que perdiera tiempo en las boludeces de twitter y facebook. Yo le recordé que él había querido dejar de trabajar joven para dedicarse a escribir y al final no lo había hecho (escribir, dejar de trabajar joven sí).

Más tarde la mayoría se fue a dormir la siesta, incluso los bebés, y yo me fui a dar una vuelta en patines, esquivando los sapos aplastados en el pavimento mojado.

sábado, 25 de agosto de 2012

34

Los empecé como quería: comiendo rico, con una cerveza. Caminando por Riobamba contra el frío y el viento, salticando (hace cuanto que no?) de a metros y frotándonos las manos para entrar en calor. Con mis hijas, que me regalaron chocolates y cartas. Una película malísima de Rob Lowe en la tele y a dormir temprano. "Sos muy joven para ser tan vieja", me dice R. No me preocupa: la verdad es que me sienta.

sábado, 4 de agosto de 2012

Viajes

De lo mejor de cualquier viaje: llegar a una ciudad nueva de noche, tirar las mochilas y bolsos en el hotel y preguntarle al conserje por un buen bar donde ir a tomar una cerveza.

sábado, 21 de abril de 2012

bob

I don´t wanna wait in vain for your love

miércoles, 18 de abril de 2012

Día raro

Tomé como cinco subtes de tres líneas diferentes, escribí una nota en media hora, discutí con mi hija por whatsaap y más hacia la tarde doné mi cara por dos horas a un conclave de cosmiatras fetichistas del punto negro. Terminé el día lesionándome el cuadriceps derecho durante mi segunda clase de baile freestyle.
"Me encantan las chicas que no se depilan las cejas", me piropearon hoy. Y no fue un chico.