miércoles, 26 de marzo de 2008

Como el agua



Una constante en mi vi vida: la falta absoluta de foco. Y un entusiasmo. Unas ganas de, pero nunca ganas de una cosa, ganas de muchas. Leer los Golden Boys y querer ser trader en Wall Street, o leer sobre Thoreau y fantasear con romper lazos con la sociedad e irme a vivir a las montañas, a los bosques, en estado primitivo. por dios que pierdo el tiempo pensando en esas cosas. y cuánto tiempo. el dinero sí y el dinero no. volver a trabajar en un diario.
en todas las fotos que me sacan salgo leyendo. históricamente. el entrecejo fruncido, la cara enojada y un libro en la mano. a veces, casi siempre, todo lo que ocurre fuera de la lectura me parece una interrupción. servir un vaso de leche, escuchar un chiste, sentarme a comer.
pero otras veces salgo del letargo y les preparo a las chicas una búsqueda del tesoro o hago con ellas una torta. siempre cosas extraordinarias. ausente la mayor parte del día, pero después quiero hacer algo importante para ellas, algo distinto. soy pretenciosa.
el lunes me puse verborrágica con tres cuartos de quilmes. y en esos momentos no puedo parar. una anécdota conecta con otra y hablo sin escuchar. una avalancha. son esos los momentos, cuando él me mira y trata de seguirme, y me escucha, aunque le haya contado 100 veces las mismas cosas, los mismos miedos, las mismas ansiedades, que me doy cuenta, aunque nunca me lo diga, que todavia soy su lady with the spinning head.

2 comentarios:

Desirée dijo...

Creo que sé de lo que hablas. Ganas de vivir y la vez muy distraída en las ideas y las ganas y entonces perderte pequeños detalles de la vida cotidiana. A veces más, a veces menos. Todo a veces y de a ratos. Si te pasa algo así, creo que sé de qué se trata.

Anónimo dijo...

Debe ser duro ser hija tuya, no?