Hoy, por ejemplo, me obsesioné con Zelda Sayre, la esposa del autor de El Gran Gatsby, Scott Fitzgerald. Se conocieron en sus tempranos 20 y decían que entre ellos había una "temeridad sexual". Alcohólicos, celosos, posesivos, violentos. Ella era la chica linda de un pueblo de Alabama, y solo se interesaba por "los hombres y la natación". Apenas la vio, bailando en un teatro, Scottie murió de amor. Presionó a editores para que le publicaran su primera novela -This side of paradise- para que ella aceptara casarse con él (tenía muchos otros pretendientes). Cuando se casaron y se mudaron a Nueva York, ya eran celebridades. Los echaron del Commodore Hotel por borrachos y el día que Dorothy Parker los vio por primera vez estaban sentados sobre el techo de un taxi. "They did both look as though they had just stepped out of the sun; their youth was striking. Everyone wanted to meet them", dijo sobre ellos.
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