martes, 3 de marzo de 2009

Reporter

vuelvo. me reporto. doy un breve parte sobre mis últimos movimientos. y me vuelvo a perder. últimamente, esos son los únicos posts que se ven por aquí.
volvimos en otros sentidos. abandonamos los suburbios y un estilo de vida al que nos estabamos acostumbrando (claro, es más fácil en verano) y nos volvimos a cobijar entre las torres del Abasto.
Mi hija mayor y sus primeros accesos de angustia adolescente. llora tres horas seguidas porque no quiere volver al colegio ni vivir en departamento. mi hija menor también chilla: desprecia su nombre y dice que quiere llamarse "Millie", como su mejor amiguita del jardín.
Nos prometimos arrancar un año más ordenado, de mayor comunicación y cohesión familiar, sin corridas de última hora, sin uy, nos quedamos dormidos otra vez, ni recortes de palabritas a las 11 de la noche. Esperamos cumplirlo.
Ando con diez libros de acá para allá y despierto sospechas en mi entorno "¿vos lees todos los libros que te comprás?". En los últimos días, alterno entre Moby Dick (para el grupo de lecturas de clásicos) y Memorias de una joven formal (por puro masoquismo personal). Películas vi pocas y casi ninguna me gustó.
en el terreno social, discusiones con amigos, acusada de capitalista entre los comunistas, de comunista entre los capitalistas, de macrista, de izquierdista. me lo tomo con humor. a propósito, esto de Bioy Casares en la entrevista de ADN me pareció genial: "Siempre pensé que irritamos al prójimo simplemente por existir. El otro es algo desagradable porque es un límite para uno. Le gustan las cosas que no nos gustan, vive de una manera distinta. Nuestra conducta parece totalmente estúpida a los demás".
Y no mucho más.

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