borracha al volante. en una esquina, me paran para el control de alcoholemia. estoy frita, pienso. cuando intento estacionar, me quedo sin frenos y me llevo puesto al patrullero. ahora si estoy frita. perdido por perdido, decido fugarme. paso un semáforo en rojo y acelero a 100, pero un policía motorizado ya casi me alcanza.
muy thelma y louise mi sueño de anoche.
miércoles, 23 de abril de 2008
Ahora sí
"El Si bemol es la nota del pánico, de las alarma, todas las sirenas están en Si bemol. Es la clave del metal. Do es un gordo de Mar del Plata. Re es la nota romántica. Mi es la delincuencia, es la nota del rock, es filosa y puntiaguda. Fa es la más blanda, tan blanda que podría ser Fa séptima...es la bossa nova. Sol es femenina, es el folk, Joni Mitchel. La es la directora de escuela, flaca, recta y Sí es George Sand, la mujer de Chopin, una lesbiana flaca que mata a su marido talentoso".
(Charly García, Rolling Stone 10 años)
(Charly García, Rolling Stone 10 años)
martes, 22 de abril de 2008
Monoblocks
"Bienvenida a los 70´s", me dice mi papá en una de las últimas cenas de domingo.
Después, el clima se enardece. Yo estoy ofendida porque mis amigos me llamaron "oligarca" por veranear en mar de las pampas. Él todavía se acuerda cuando le dijeron que de política no podía hablar porque trabajaba en el citibank y eso lo hacía un "vendepatria".
Mamá, con su corazoncito peronista, interviene de a ratos, y quien podría juzgarla si en su manga cuenta con todas esas buenas historias, como la madre en el hospital, eligiendo casi como sus últimas palabras un "Viva Perón". O la carta que el padre en sus tiempos de gendarme le entregó al general en un viaje compartido de ascensor. Un pedido de ayuda para comprar un departamento y salir del garage en el que vivían, un pedido que el general leyó y cumplió.
Mi papá, en cambio, todavía se pone rojo de rabia, cuando se acuerda que le hacían leer "La razón de mi vida" en el colegio.
Villa Celina fue el barrio donde se juntaron dos historias que nada querían tener que ver una con la otra, pero sin embargo sí.
Mi mamá y sus padres salen de un garage y se mudan a los monoblocks y esas moles de concreto son el gran sueño de su vida.
Mi papá y sus padres se mudan también allí, pero casi como un castigo. Tienen que dejar la ciudad, para mudarse a un barrio pérdido, casi el campo.
Mi papá vive en edificio 1, entrada 1. Mi mamá en el 2, entrada 2.
Después, el clima se enardece. Yo estoy ofendida porque mis amigos me llamaron "oligarca" por veranear en mar de las pampas. Él todavía se acuerda cuando le dijeron que de política no podía hablar porque trabajaba en el citibank y eso lo hacía un "vendepatria".
Mamá, con su corazoncito peronista, interviene de a ratos, y quien podría juzgarla si en su manga cuenta con todas esas buenas historias, como la madre en el hospital, eligiendo casi como sus últimas palabras un "Viva Perón". O la carta que el padre en sus tiempos de gendarme le entregó al general en un viaje compartido de ascensor. Un pedido de ayuda para comprar un departamento y salir del garage en el que vivían, un pedido que el general leyó y cumplió.
Mi papá, en cambio, todavía se pone rojo de rabia, cuando se acuerda que le hacían leer "La razón de mi vida" en el colegio.
Villa Celina fue el barrio donde se juntaron dos historias que nada querían tener que ver una con la otra, pero sin embargo sí.
Mi mamá y sus padres salen de un garage y se mudan a los monoblocks y esas moles de concreto son el gran sueño de su vida.
Mi papá y sus padres se mudan también allí, pero casi como un castigo. Tienen que dejar la ciudad, para mudarse a un barrio pérdido, casi el campo.
Mi papá vive en edificio 1, entrada 1. Mi mamá en el 2, entrada 2.
jueves, 17 de abril de 2008
miércoles, 16 de abril de 2008
hay días en los que me preguntó que sería de mí sin internet.
como hoy, que les estaba leyendo el mago de oz en la cama a las chicas y me acordé de que en algún lugar había escuchado que el pobre hombre de hojalata se había muerto por culpa de la pintura que le habían puesto.
entonces termino de leer, acudo a imdb, mi segunda biblia después de la guía oleo, y me entero de que el hombre de hojalata no sólo no se murió por la pintura, sino que se murió a los 81 anios, y de un ataque al corazón.
eso sí: lo de aprovechar mejor mi tiempo me parece que todavía no lo estoy cumpliendo.
como hoy, que les estaba leyendo el mago de oz en la cama a las chicas y me acordé de que en algún lugar había escuchado que el pobre hombre de hojalata se había muerto por culpa de la pintura que le habían puesto.
entonces termino de leer, acudo a imdb, mi segunda biblia después de la guía oleo, y me entero de que el hombre de hojalata no sólo no se murió por la pintura, sino que se murió a los 81 anios, y de un ataque al corazón.
eso sí: lo de aprovechar mejor mi tiempo me parece que todavía no lo estoy cumpliendo.
martes, 15 de abril de 2008
Otra constante en mi vida: juntarme con gente que no tiene nada que ver conmigo. el otro día cuando le cuento a una amiga que estoy tratando de escribir en serio, y que voy todas las semanas a un taller, y que dentro de poco voy a publicar un cuento en una antología, me dice: "ay, ¡qué lindo!, me imagino que eso te distrae un poco de la casa, de las nenas ¿no?".
viernes, 11 de abril de 2008
se me antojaron algunos cambios. eliminé la barra de links. había muchos blogs que estaban y ya no leía y otros que leo y no están, entonces era un perdedero de tiempo estar actualizando siempre. el único sentido que veo a los links -establecer cuáles son las preferencias de uno- creo que está más que cumplido. todos saben que estoy mucho más cerca de Lola que de Bestiaria, por nombrar dos chicas con blog que saltaron a la fama, o de JB o Pedro Mairal, que de Pablo Mancini. Me divierten los blogs de madres, pero más los de las madres que se desesperan, que los de las que viven exaltando la maternidad y regodeándose con anécdotas de sus críos. estos últimos me aburren un poco, no porque no crea que los hijos son lo más importante que uno puede tener en la vida, sino porque simplemente me aburren.
debo reconocer que siento nostalgia de la época en que había muchos menos blogs y nos enterabamos de la existencia de alguno nuevo por weblogs.com.ar. extranio uno de un chico argentino que vivía en canada y que escribía desde su computadora en su sótano y al que después le perdí el rastro. y el de amelita, y el through the looking glass, y el de felisa cuando escribía desde Londres. Destellos dorados de una época que no existe más, la de los blogs amateurs, orgullosos de ser blogs amateurs y sin ninguna intención de ser otra cosa que eso. soy una nostálgica, lo sé. es uno de mis defectos más grandes.
los blogs que me gustan los puse en bloglines, y punto. perdón si alguno entraba a algún otro desde acá.
estupidez o no, la llegada de los 30 me está llevando a pensar muchas cosas. una de mis primeras resoluciones es usar mejor mi tiempo. y entrar 5 veces a un blog para ver si actualizó o no, no creo que sea una manera.
por eso también eliminé los comments. éste no es un blog que despierte debates ni polémicas -para que se den una idea el post de mi vida que más comments tuvo fue una lista con las prendas de ropa imperdonables en un hombre-, así que no les veo sentido. yo me evito la culpa que siento a veces por no responder y, como los 30 me están volviendo también más generosa, les hago ahorrar a ustedes tiempo por el mismo precio.
así y todo, el que tenga muchísimas ganas de comentarme algo y no se pueda aguantar, siempre será bienvenido a mi casilla de mail.
así las cosas, como diría JB.
debo reconocer que siento nostalgia de la época en que había muchos menos blogs y nos enterabamos de la existencia de alguno nuevo por weblogs.com.ar. extranio uno de un chico argentino que vivía en canada y que escribía desde su computadora en su sótano y al que después le perdí el rastro. y el de amelita, y el through the looking glass, y el de felisa cuando escribía desde Londres. Destellos dorados de una época que no existe más, la de los blogs amateurs, orgullosos de ser blogs amateurs y sin ninguna intención de ser otra cosa que eso. soy una nostálgica, lo sé. es uno de mis defectos más grandes.
los blogs que me gustan los puse en bloglines, y punto. perdón si alguno entraba a algún otro desde acá.
estupidez o no, la llegada de los 30 me está llevando a pensar muchas cosas. una de mis primeras resoluciones es usar mejor mi tiempo. y entrar 5 veces a un blog para ver si actualizó o no, no creo que sea una manera.
por eso también eliminé los comments. éste no es un blog que despierte debates ni polémicas -para que se den una idea el post de mi vida que más comments tuvo fue una lista con las prendas de ropa imperdonables en un hombre-, así que no les veo sentido. yo me evito la culpa que siento a veces por no responder y, como los 30 me están volviendo también más generosa, les hago ahorrar a ustedes tiempo por el mismo precio.
así y todo, el que tenga muchísimas ganas de comentarme algo y no se pueda aguantar, siempre será bienvenido a mi casilla de mail.
así las cosas, como diría JB.
martes, 8 de abril de 2008
"People do a lot of things in private they could not possibly explain in public (Rear Window, Alfred Hitchkock)
Nunca quise poner cortinas. Por ahí andan todavía las que mamá nos regaló apenas nos mudamos (color beige). Casi siempre tenemos subida la persiana, cuando viene de visita gente grande, como su abuela, nos dice ¨cierren un poquito chicos, que se ve todo¨.
Pero no. Somos unos auténticos Lisa y Jeff en La ventana indiscreta.Vivimos ante decenas de ojos y ventanas abiertas. Comemos, peleamos, nos tocamos, nos paseamos con la toalla como turbante o en bombacha, rapidito del dormitorio al living.
Ellos nos miran y nosotros nos dejamos.
Nosotros también miramos.
El edificio rojo de monoambientes, que está cruzando la calle.
Sabemos del chico que estudia y estudia por horas y pocas veces se levanta de su silla.
Y de la obsesiva de la limpieza del segundo, que no deja de repasar los vidrios ni siquiera cuando el novio la viene a visitar.
De los del quinto, que prenden la tele desde la maniana y de los que pasan sus noches de sábados solos, como Miss Lonely Heart. De los que se duermen temprano, y de los que tardan en apagar las luces. De los que riegan sus plantas, y de los que las dejan pudrirse.
lunes, 7 de abril de 2008
martes, 1 de abril de 2008
Saltear la matiné
Tenía 12 años cuando fui a bailar por primera vez de noche. Nos escapamos con mi prima -de 16-, de aburridas, y nos fuimos hasta el muelle, donde estaban todos los boliches de Miramar. Entramos a uno que se llamaba In Touch. Cuando volvimos tipo 6 de la mañana, a mi prima le dieron flor de cachetada. Yo la saqué gratis porque mi mamá dormía y tampoco me hubiera pegado por eso.
A los 13 fui a bailar por primera vez en Buenos Aires. A un lugar que se llamaba Berlín y que estaba en frente de plaza San Martín. Era un sotano asfixiante.
Segundo año nos repartimos mucho entre la matiné de Caix -persiguiendo al Facha- y Cinema.
En tercer año empezamos a ir a La Embajada, que por mucho tiempo se convirtió en nuestro boliche de cabecera. Bailabamos en los parlantes con las minis rojas y las bucaneras negras. Una noche, con mi amiga Marina, y no recuerdo bien porqué, nos tomamos un taxi y terminamos en la puerta de El Cielo. Reconocí a Poli Armentano (still alive) porque la revista Gente era un clásico en mi casa y les pedí que nos dejara entrar. gratis. Poli accedió, entramos, nos acodamos en una de las barras al lado de Willy Vilas y al jueves siguiente salimos nosotras en la revista Gente. Teniamos 15 años.
Cuarto año también La Embajada y un poco de La France.
Quinto año íbamos a un boliche que se llamaba La Buenos Aires, muy chiquito sobre avenida de Mayo, y donde éramos todos conocidos, todos pibes del san josé. A veces también se nos daba por ir a Metropolis. Nos comprábamos un vino -muy barato- y nos sentábamos a un costado, con miedo de quedar en medio de una pelea y que nos partieran una botella de vidrio en la cabeza. Cuando nos sacaban a bailar, no aceptabamos. Bailabamos entre nosotras. Era el chiste.
En el verano, en cambio, no nos gustaba ir tanto a bailar. Preferíamos pasar la noche en la Cantina de el muelle, tomando toc-tocs, y alternando con noviecitos de verano que teníamos, uno en cada rincón.
Jamás en mi vida fui a bailar a un boliche de zona norte. Sí, de zona sur, a uno de quilmes que se llama Electric Circus. En otra época se nos dio por Temperley, íbamos a La Fábrica y a El Sol, buenos boliches si los hubo. Otra vez terminamos en una bailanta de Berazategui, después de colarnos en una combi de fans del grupo La Marca. Nunca supe el nombre de esa bailanta, tampoco me acuerdo cómo volvimos. Probablemente, a las 8 de la mañana en un colectivo de 3 cifras. Teníamos 17 años.
A los 13 fui a bailar por primera vez en Buenos Aires. A un lugar que se llamaba Berlín y que estaba en frente de plaza San Martín. Era un sotano asfixiante.
Segundo año nos repartimos mucho entre la matiné de Caix -persiguiendo al Facha- y Cinema.
En tercer año empezamos a ir a La Embajada, que por mucho tiempo se convirtió en nuestro boliche de cabecera. Bailabamos en los parlantes con las minis rojas y las bucaneras negras. Una noche, con mi amiga Marina, y no recuerdo bien porqué, nos tomamos un taxi y terminamos en la puerta de El Cielo. Reconocí a Poli Armentano (still alive) porque la revista Gente era un clásico en mi casa y les pedí que nos dejara entrar. gratis. Poli accedió, entramos, nos acodamos en una de las barras al lado de Willy Vilas y al jueves siguiente salimos nosotras en la revista Gente. Teniamos 15 años.
Cuarto año también La Embajada y un poco de La France.
Quinto año íbamos a un boliche que se llamaba La Buenos Aires, muy chiquito sobre avenida de Mayo, y donde éramos todos conocidos, todos pibes del san josé. A veces también se nos daba por ir a Metropolis. Nos comprábamos un vino -muy barato- y nos sentábamos a un costado, con miedo de quedar en medio de una pelea y que nos partieran una botella de vidrio en la cabeza. Cuando nos sacaban a bailar, no aceptabamos. Bailabamos entre nosotras. Era el chiste.
En el verano, en cambio, no nos gustaba ir tanto a bailar. Preferíamos pasar la noche en la Cantina de el muelle, tomando toc-tocs, y alternando con noviecitos de verano que teníamos, uno en cada rincón.
Jamás en mi vida fui a bailar a un boliche de zona norte. Sí, de zona sur, a uno de quilmes que se llama Electric Circus. En otra época se nos dio por Temperley, íbamos a La Fábrica y a El Sol, buenos boliches si los hubo. Otra vez terminamos en una bailanta de Berazategui, después de colarnos en una combi de fans del grupo La Marca. Nunca supe el nombre de esa bailanta, tampoco me acuerdo cómo volvimos. Probablemente, a las 8 de la mañana en un colectivo de 3 cifras. Teníamos 17 años.
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