pongamos por caso que yo,
esther williams de los megatlones
sirena speedo
nado con mi impecable estilo espalda
por las aguas que surcan
el carril más lento
de esta piscina
y usted, hombre de pelo en pecho
de espaldas phelpsianas
de mil ríos
y oceanos batallados
en tardes frescas de primavera
nada por el mismo carril
pero en sentido contrario
puedo acaso suponer
sobre la evidencia irrefutable
que yo nado de espaldas y a ciegas
y usted de frente y con minúsculas antiparras
que nuestra colisión no fue un hecho fortuito e inesperado?
dejeme decirle, señor de espaldas profusas:
se le notó mucho el dolo
la intención
las ganas
de pedirme perdón
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