Los empecé como quería: comiendo rico, con una cerveza. Caminando por Riobamba contra el frío y el viento, salticando (hace cuanto que no?) de a metros y frotándonos las manos para entrar en calor.
Con mis hijas, que me regalaron chocolates y cartas. Una película malísima de Rob Lowe en la tele y a dormir temprano. "Sos muy joven para ser tan vieja", me dice R. No me preocupa: la verdad es que me sienta.
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