Una tarde, al borde de una pileta del sur de California, una nena nos miró muy seria y nos dijo: “You are meant for each other”. Por amor escribí cartas cuando no existía internet y pagué un poco más para que fueran certificadas. Dormí en autos y en cabañas muy baratas en las que había osos merodeando. Le dejé mis jeans y me puse su remera azul en un aeropuerto. Parí con dolor dos veces. Llamé una noche a mi papá, desde la otra punta del continente y con cinco horas de diferencia horaria, para decirle “me caso”. Por amor pasé la noche en hoteles 5 estrellas y en un motel de color rosa con sabanas sucias y un cartel donde decía que ahí, alguna vez, había dormido Elvis. Por amor usé un vestido blanco. Hice tortas de chocolate, regalé una guitarra, me acostumbré al picante. Caminé 12 horas en una ciudad nueva hasta hacerme ampollas en los pies.
Por amor empecé a pensar que la devoción es mejor y más duradera que el amor.
Por amor escribí esto hace algunos años:
a veces me sorprende mi deseo exagerado de complacer
por ejemplo: cuando él se viene a acostar, automáticamente
le cedo el control remoto
aunque él no me lo pida
y si hago huevo fritos siempre le doy el que me sale mejor
el que no se rompió y tiene la parte amarilla con la capita rosada
lo mismo con las milanesas (yo me quedo con las quemadas)
y con los bifes y con etc, etc
creo que esto lo aprendí de mi madre que
cuando se separó de mi padre le reclamó por todos
los desayunos que le había servido (té con tostadas)
en todas las mañanas de sus 30 años de casados
me pregunto si algún día yo le reclamaré a él
por cada control remoto, por los huevos fritos rotos y las milanesas quemadas
Por amor empecé a pensar que la devoción es mejor y más duradera que el amor.
Por amor escribí esto hace algunos años:
a veces me sorprende mi deseo exagerado de complacer
por ejemplo: cuando él se viene a acostar, automáticamente
le cedo el control remoto
aunque él no me lo pida
y si hago huevo fritos siempre le doy el que me sale mejor
el que no se rompió y tiene la parte amarilla con la capita rosada
lo mismo con las milanesas (yo me quedo con las quemadas)
y con los bifes y con etc, etc
creo que esto lo aprendí de mi madre que
cuando se separó de mi padre le reclamó por todos
los desayunos que le había servido (té con tostadas)
en todas las mañanas de sus 30 años de casados
me pregunto si algún día yo le reclamaré a él
por cada control remoto, por los huevos fritos rotos y las milanesas quemadas
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