mejor libro: La mujer rota, de Simone de Beauvoir y Birds of America, de Lorrie Moore.
peor libro: El último de Stephen King, no pude pasar de la décima página.
personaje literario más adorable: Ignatius Reilly.
película tonta del año más divertida: letra y música.
película del año: La vie en Rose.
película de la que me hablaron mucho y no me gustó tanto: La vida de los otros.
programa de tele más visto: Celebraciones con Narda.
Restaurante del año: mmm no fui mucho a comer afuera. Creo que la cantina de Don Corleone y Malevo para el mediodía. este año hubo mucho bodegón: La Maroma, El Navegante, etc.
Peor restaurante visitado: La Farmacia, en San Telmo.
blog: The charlotte paper´s.
comida del año: las picadas compradas en jumbo (lomo horneado, salsa mexicana picante, nachos,quesos, salchichitas, etc) y la carne al horno con papitas andinas.
mejor compra del año (ropa): las chatitas de yute negras con lunares blancos, el sweater verde. mejor decisión del año: presentar el proyecto de tesis.
peor decisión del año: abandonar las clases de danza.
hábito incorpado: salir a caminar-correr y respetar los horarios de las comidas.
disco más escuchado: los de los gun´s y el de de High school musical.
caso policial del año: Norita a full.
recital: fui a dos nada más, creo que me quedo con el de Soda Stereo.
Obra de teatro: fui a una sola (Muerte de un viajante) y no me gustó tannto. el teatro no es para mí.
Tema de charla preferido: compatibilidades entre signos
martes, 30 de octubre de 2007
miércoles, 24 de octubre de 2007
de una nena de ocho años a la que la tocaba un obrero con las manos llenas de cal en un medano de punta del este y que en lugar de salir corriendo o gritar, se quedaba dura y no podía evitar excitarse. más o menos de eso se trataba el cuento que el otro día leyó R en clase.
más o menos eso fue lo que me pasó también a mí.
tendría 8 o 9 años y con mis hermanos jugábamos a corrernos, no sé si era una mancha o una escondida o qué, sólo me acuerdo que dabamos vueltas a la casa uno atrás del otro. subíamos por la escalera caracol de la cocina, pasabamos por el cuarto de planchar, nos metíamos en el lavadero, salíamos a la terraza, volvíamos a entrar pero por el lado donde estaba la habitación de mamá, bajamos por la escalera de madera, cruzabamos el living y el comedor y de nuevo por la caracol hasta arriba. ese día, en el lavadero estaba trabajando un plomero, que era primo de Elsa, la mujer que limpiaba en casa. tendría unos treinta años, era muy flaco y tenía bigotes, así como Freddy Mercury. cada vez que yo pasaba corriendo por el lavadero sentía que me clavaba la mirada en las piernas, dimos dos o tres vueltas más y en un momento el tipo no se aguantó más y se me me vino encima. se arrodilló en el piso como si estuviera rezando, me rodeó con los brazos y me empezó a dar besos en las piernas mientras decía "sos muy linda", "sos muy linda". yo no corrí, es verdad que me tenía atrapada, pero tampoco sé si lo hubiera hecho de estar suelta. tampoco grité, el tipo estaba como cegado, totalmente rendido. yo simplemente me lo quedé mirando, extrañadísima por su comportamiento, por su debilidad. me soltó cuando escuchó los pasos de unos de mis hermanos por la escalera caracol. todo habrá durado cinco segundos.
más o menos eso fue lo que me pasó también a mí.
tendría 8 o 9 años y con mis hermanos jugábamos a corrernos, no sé si era una mancha o una escondida o qué, sólo me acuerdo que dabamos vueltas a la casa uno atrás del otro. subíamos por la escalera caracol de la cocina, pasabamos por el cuarto de planchar, nos metíamos en el lavadero, salíamos a la terraza, volvíamos a entrar pero por el lado donde estaba la habitación de mamá, bajamos por la escalera de madera, cruzabamos el living y el comedor y de nuevo por la caracol hasta arriba. ese día, en el lavadero estaba trabajando un plomero, que era primo de Elsa, la mujer que limpiaba en casa. tendría unos treinta años, era muy flaco y tenía bigotes, así como Freddy Mercury. cada vez que yo pasaba corriendo por el lavadero sentía que me clavaba la mirada en las piernas, dimos dos o tres vueltas más y en un momento el tipo no se aguantó más y se me me vino encima. se arrodilló en el piso como si estuviera rezando, me rodeó con los brazos y me empezó a dar besos en las piernas mientras decía "sos muy linda", "sos muy linda". yo no corrí, es verdad que me tenía atrapada, pero tampoco sé si lo hubiera hecho de estar suelta. tampoco grité, el tipo estaba como cegado, totalmente rendido. yo simplemente me lo quedé mirando, extrañadísima por su comportamiento, por su debilidad. me soltó cuando escuchó los pasos de unos de mis hermanos por la escalera caracol. todo habrá durado cinco segundos.
martes, 23 de octubre de 2007
Estranged
When I find out all the reasons
Maybe I'll find another way
Find another day
With all the changing seasons of my life
Maybe I'll get it right next time
An now that you've been broken down
Got your head out of the clouds
You're back down on the ground
And you don't talk so loud
An you don't walk so proud
Any more, and what for
Maybe I'll find another way
Find another day
With all the changing seasons of my life
Maybe I'll get it right next time
An now that you've been broken down
Got your head out of the clouds
You're back down on the ground
And you don't talk so loud
An you don't walk so proud
Any more, and what for
lunes, 22 de octubre de 2007
viernes, 19 de octubre de 2007
Avisos
me reí mucho con esta nota de ADN. algunos avisos para encontrar encontrar pareja del The London Review of Books son sencillamente geniales. entre los que más me gustaron están:
"Una perra en la cocina, una chef en el dormitorio. Mujer con las prioridades confundidas (37) busca hombre que pueda preparar una buena ensalada".
"En mi botiquín hay suficiente litio para alimentar tres autos eléctricos a lo largo de un desierto de tamaño considerable. Sé que no es un punto muy vendedor, pero es la estadística sobre mí que más me gusta. Hombre, 33."
"Me divorcié de hombres mucho mejores que usted. Y he usado zapatos mucho más caros que estos. Así que no crea que poner este aviso es el punto más bajo de mi historia. Mujer, sensible, 34."
"Mi dedo en el pulso de la cultura, mi oreja en la tierra de la filosofía, mi cadera en el cesto de basura médica del Hospital Real de Glasgow. Catorce por ciento de plástico y contando. Supervillano de geriátrico y abusador compulsivo del Servicio Nacional de Salud (hombre, 81) busca mujer mayor y más rica, sedienta de sexo y al borde de la muerte para aprovecharse y arruinar cada cirugía de reemplazo realizada desde 1974. (Rápido: el reloj hace tic-tac y mi marcapasos también.)".
"Una perra en la cocina, una chef en el dormitorio. Mujer con las prioridades confundidas (37) busca hombre que pueda preparar una buena ensalada".
"En mi botiquín hay suficiente litio para alimentar tres autos eléctricos a lo largo de un desierto de tamaño considerable. Sé que no es un punto muy vendedor, pero es la estadística sobre mí que más me gusta. Hombre, 33."
"Me divorcié de hombres mucho mejores que usted. Y he usado zapatos mucho más caros que estos. Así que no crea que poner este aviso es el punto más bajo de mi historia. Mujer, sensible, 34."
"Mi dedo en el pulso de la cultura, mi oreja en la tierra de la filosofía, mi cadera en el cesto de basura médica del Hospital Real de Glasgow. Catorce por ciento de plástico y contando. Supervillano de geriátrico y abusador compulsivo del Servicio Nacional de Salud (hombre, 81) busca mujer mayor y más rica, sedienta de sexo y al borde de la muerte para aprovecharse y arruinar cada cirugía de reemplazo realizada desde 1974. (Rápido: el reloj hace tic-tac y mi marcapasos también.)".
jueves, 18 de octubre de 2007
miércoles, 17 de octubre de 2007
Lecturas
Algunos de mis subrayados (porque me encanta subrayar los libros. Y con birome) en el libro Birds of America, de Lorrie Moore:
"When Abby was a child, her mother had always repelled her a bit -the oily smell of her hair, her belly button like a worm curled in a pit, the sanitary napkins in the bathroom wastebasket, horrid as a war..." (Which is more than I can say say about some people, p.36)
"It was good to see that even in a town like this, people could love one another" (Community Life, p.68)
"This lunge at moral fastidiousness was something she´d noticed a lot in the people around here. They were not good people. They were not kind. They played around and lied to their spouses. But they recycled their newspapers!" (Community Life, p.73)
"She knows she looks ridiculous -like one of these animals made out of twisted party balloons". (People like that are the only people here, p. 214)
"Baby and chemo, she thinks: they should never even appear in the same sentence together" (People like...p.216)
"After this, there is no more life. There is something else, something stumbling and unlivable, something mechanical, something for robots, but not life" (People like...p. 216)
"To take the surprises out is to take the life out of life" (People like...p.221)
"She felt like one of the workers taking over the Winter Palace" (Terrific mother, 255)
"She could avoid hearing words likd Heideggerian and ideological at breakfast; it always felt too early in the morning for those words" (Terrific mother, p. 259)
"But it felt new to do this, to lead the body to this, the body with its dog´s obedience, its dog´s desire to please" (Terrific mother, p.270)
"A shadow fell across her, inside her, and she could feel herself retreat to that place in her bones where death was.." (Terrific...p. 284)
"Adrianne took his hand, feeling a grateful, marital love -alone, in Italy, at night, in May." (Terrific..., p. 287)
"When Abby was a child, her mother had always repelled her a bit -the oily smell of her hair, her belly button like a worm curled in a pit, the sanitary napkins in the bathroom wastebasket, horrid as a war..." (Which is more than I can say say about some people, p.36)
"It was good to see that even in a town like this, people could love one another" (Community Life, p.68)
"This lunge at moral fastidiousness was something she´d noticed a lot in the people around here. They were not good people. They were not kind. They played around and lied to their spouses. But they recycled their newspapers!" (Community Life, p.73)
"She knows she looks ridiculous -like one of these animals made out of twisted party balloons". (People like that are the only people here, p. 214)
"Baby and chemo, she thinks: they should never even appear in the same sentence together" (People like...p.216)
"After this, there is no more life. There is something else, something stumbling and unlivable, something mechanical, something for robots, but not life" (People like...p. 216)
"To take the surprises out is to take the life out of life" (People like...p.221)
"She felt like one of the workers taking over the Winter Palace" (Terrific mother, 255)
"She could avoid hearing words likd Heideggerian and ideological at breakfast; it always felt too early in the morning for those words" (Terrific mother, p. 259)
"But it felt new to do this, to lead the body to this, the body with its dog´s obedience, its dog´s desire to please" (Terrific mother, p.270)
"A shadow fell across her, inside her, and she could feel herself retreat to that place in her bones where death was.." (Terrific...p. 284)
"Adrianne took his hand, feeling a grateful, marital love -alone, in Italy, at night, in May." (Terrific..., p. 287)
viernes, 12 de octubre de 2007
te juró que cuando la vi me agarró una especie de fiebre. yo quería ser como ellos, tener amigos así, vivir una aventura como esa. hice algunos intentos fallidos, como siempre que me antojaba con una película, recluté a mis amigos de la cuadra y nos fuimos todos con nuestras biciscross a buscar un poco de adrenalina por el barrio. Nos metimos en una obra abandonada, nos alejamos como DIEZ cuadras de nuestras casas, pero no, no hubo caso. ni yo era como Andy, ni en la barrita había un chico tan lindo como Mikey, ni ninguno tenía en su casa un altillo con trastos viejos ni tampoco sonaba Cindy Lauper. así que, bueno, un fiasco. pero cuanto adoré esa película, cuanto la adoré.
y ahora me vengo a enterar en que andan
y ahora me vengo a enterar en que andan
miércoles, 10 de octubre de 2007
martes, 9 de octubre de 2007
Barrilete
Anoche les leía a las nenas un cuento noruego que viene en un libro que se llama Historias desde el hielo. Lo compramos el otro día en Corrientes y todavía no estoy segura de que sea un libro para chicos. Las historias son raras: un padre estresado que trae un hijo equivocado de la guardería, nenes que están a punto de morirse ahogados en un ríacho, una nena sordomuda que está en una estación de micros y quiere disimular que es sordomuda, una chica eléctrica que se desintegra cuando besa a su enamorado (en realidad, decidimos comprarlo porque estaba este cuento que se llama “La chica eléctrica” y nos pareció gracioso).
El que les leía ayer trataba sobre los barriletes y sobre un chico que había decidido atar a su abuelo gruñón, amarrete y cascarrabias a uno de ellos y soltar el piolín. El abuelo se quedaba volando unos días por ahí arriba a la vista de todo el pueblo, pero un día por fin se perdía en el cielo, Lo gracioso es que el abuelo después mandaba una carta desde alguna “playa del pacífico” diciendo que no pensaba volver porque en ese lugar había mujeres hermosas y se estaba divirtiendo mucho.
La historia del barrilete me hizo acordar una historia mía con un barrilete. Todavía vivíamos en los monoblocks de Celina. Mi papá nos había prometido armar uno para nosotros, igualito al que él hacía de chico. Fuimos a buscar cañas al pajonal ese que estaba junto a la iglesia, compramos papel de muchos colores —ese papel casi transparente y muy finito— y algo de hilo y nos sentamos a la mesa del comedor para armarlo. Era raro estar haciendo algo con papá. Él no era del tipo de papás que se la pasan haciendo actividades con sus hijos. Cuando estábamos en la mitad del trabajo, mamá nos llamó a comer (los siete comíamos en una mesa rebatible en la cocina). No me acuerdo qué comimos, yo sólo pensaba en el barrilete, quería terminarlo lo antes posible para hacerlo volar al día siguiente. Comí rápido y me escapé al comedor sin hacer ruido. Me puse a cortar el papel con la tijera como yo pensaba que tenía que cortarse: en triángulos. Al rato vino papá y me dijo que estaba mal, que así no era, que había arruinado todo el papel. Mis hermanos me miraron con cara de "sos una pendeja imbecil", mi mamá me retó y me dijo algo así como “por qué Cecilia siempre haces esas cosas, por qué no sabés esperar, tener un poco de paciencia”. Creo que esa fue la primera vez que pude identificar una sensación parecida a la culpa, la culpa por haber arruinado el barrilete y todo lo que venía con él. Mamá tiró el papel a la basura, papá guardó las cañas y yo tuve la fantasía de que al otro día pudiéramos ir a comprar más papel y terminarlo. Aunque sea para sentirme un poco menos culpable. Pero no, no fue eso lo que pasó.
El que les leía ayer trataba sobre los barriletes y sobre un chico que había decidido atar a su abuelo gruñón, amarrete y cascarrabias a uno de ellos y soltar el piolín. El abuelo se quedaba volando unos días por ahí arriba a la vista de todo el pueblo, pero un día por fin se perdía en el cielo, Lo gracioso es que el abuelo después mandaba una carta desde alguna “playa del pacífico” diciendo que no pensaba volver porque en ese lugar había mujeres hermosas y se estaba divirtiendo mucho.
La historia del barrilete me hizo acordar una historia mía con un barrilete. Todavía vivíamos en los monoblocks de Celina. Mi papá nos había prometido armar uno para nosotros, igualito al que él hacía de chico. Fuimos a buscar cañas al pajonal ese que estaba junto a la iglesia, compramos papel de muchos colores —ese papel casi transparente y muy finito— y algo de hilo y nos sentamos a la mesa del comedor para armarlo. Era raro estar haciendo algo con papá. Él no era del tipo de papás que se la pasan haciendo actividades con sus hijos. Cuando estábamos en la mitad del trabajo, mamá nos llamó a comer (los siete comíamos en una mesa rebatible en la cocina). No me acuerdo qué comimos, yo sólo pensaba en el barrilete, quería terminarlo lo antes posible para hacerlo volar al día siguiente. Comí rápido y me escapé al comedor sin hacer ruido. Me puse a cortar el papel con la tijera como yo pensaba que tenía que cortarse: en triángulos. Al rato vino papá y me dijo que estaba mal, que así no era, que había arruinado todo el papel. Mis hermanos me miraron con cara de "sos una pendeja imbecil", mi mamá me retó y me dijo algo así como “por qué Cecilia siempre haces esas cosas, por qué no sabés esperar, tener un poco de paciencia”. Creo que esa fue la primera vez que pude identificar una sensación parecida a la culpa, la culpa por haber arruinado el barrilete y todo lo que venía con él. Mamá tiró el papel a la basura, papá guardó las cañas y yo tuve la fantasía de que al otro día pudiéramos ir a comprar más papel y terminarlo. Aunque sea para sentirme un poco menos culpable. Pero no, no fue eso lo que pasó.
jueves, 4 de octubre de 2007
hoy de hecho es un día de terrible mal humor porque además de tener el pelo grasoso, me olvidé de tomar la pastilla y me indispuse antes de tiempo y no hay nadie en la oficina y entonces tengo que hacer cosas que me ponen de peor humor como bajar a buscar una factura de los tipos de la moto, firmar recibos, dar datos para que llenen facturas y mañana encima tengo que ir al anses para preguntar porque no me están pagando por los hijos si yo tengo dos y encima estoy escribiendo como el orto y el cuento que llevé al taller fue horrible aunque me intentaran dar ánimo yo sé que es una mierda y de hecho ya lo tiré a la basura. y tantas otras cosas más. hoy estoy rebelada contra la adultez. todo era mucho más facil cuando lo que más me preocupaba en el día era que mis amigas de la cuadra no estuvieran en penitencia así les tocaba la puerta y salíamos a jugar a la vereda para practicar toda la tarde en la entrada del garage de Malvina las coreografías de la Ola de Fiesta. mi otra preocupación era convencerlas de que yo tenía que ser Flavia Palmiero.
odio cuando me pasa que me da paja bañarme y me miro al espejo y me digo que el pelo no está TAN sucio, que aguanta un día laboral más, pero después llego al trabajo y con el correr de las horas se me va poniendo más grasoso y más humedo imposible y siento que es irremontable y que todo el mundo está mirandome el pelo sucio. me pone de terrible mal humor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)